InfoRota, Historias Populares Roteñas: Prudente Arjona Lobato

Historias Populares Roteñas

Prudente es un amante de su localidad. Su afición, recoger en pequeños relatos la otra historia del pueblo donde nació y sus gentes.

Por: Prudente Arjona Lobato

“EL MILAGRO DE SAN VALENTIN”

Con mis ahorros y los suyos, nos casaremos y se realizarán por fin, nuestros añorados proyectos -pensaba Pepita, suspirando.-A las doce llegaba el tren, por lo que, mañana me levantaré temprano y pondré la comida; a Julián le encanta un buen plato de “berza” con su “pringá”; la cual no degusta, el pobre, desde que se marchara a Alemania, luego me pondré el vestido comprado para la ocasión, y tomaré el camino hacia la RENFE.

Pepita pidió un café en el ambigú de la estación, mientras que, con cuidado, abrió el sobre que contenía el telegrama que le había enviado Julián. .

Sobre el papel azulado aparecían pegadas varias tiras con las mágicas palabras: “Pepita, cariño, STOP. Pasado mañana, 14 de Febrero llego a las 13:00 horas, STOP. Espérame, STOP. Te quiero, STOP. Julián, STOP.”

Los ojos de Pepita se desgastaban mirando el horizonte a la espera de que apareciera aquella máquina renegrida expulsando gases por doquier, para, tras disiparse la falsa niebla, y la tremolina de la gente, apareciera Julián con sus maletas, su sonrisa y sus brazos abiertos.

Con la boca seca y la mirada perdida, Pepita se impacientaba, pues ya habían dado las 13 horas, las 14, las 15, las... y el tren no aparecía, sin embargo, si apareció un empleado de la Terminal que le inquirió:

-¿Señora, espera Ud. a alguien?. Es que la estoy observando desde hace muchas horas, y no advierto intención de tomar un autobús, y ya solo queda por llegar un vehículo que viene de Cádiz...

Pepita, creyendo ver en la figura recortada del empleado a su amado, comenzó a gritar: ¡Julián! ¡Julián, amor mío! ¿Eres tú?

Al comprobar Pepita –decepcionada- que el empleado no era su Julián, se desplomo sobre los brazos del joven, que no alcanzaba entender aquella situación, ofreciéndole al tiempo algo de beber, a lo que ella le contestó:

-No, no quiero nada, solo quiero que llegue el tren de Julián...

El chico se quedó de piedra, comprendiendo que aquella persona tenía la cabeza ida, dado que el tren ya no existía desde hacia una veintena de años, y en su lugar se hallaba la Terminal de autobuses del pueblo.

-Señora, el tren desapareció de Rota hace más de veinte años. Ahora, nos desplazamos en autobús.

-Entonces, ¿Cómo es que me ha mandado este telegrama Julián...?

Pepita extendió aquel papel de color azulina descolorido que el empleado leyó, viendo con escepticismo, que aun siendo autentico el telegrama, el mismo tenía fecha de hacía veinticinco años...

Cuando, miembros de Protección Civil se personaron, a requerimiento del empleado, éstos le aclararon, que, esa situación la vivían cada 14 de febrero, dado que Pepita tuvo un novio que emigró y tras varios años en el extranjero, le prometió volver un día de San Valentín para casarse. Ella lo esperó, pero el novio no apareció. Luego se enteró, que su novio, en el ultimo instante, decidió casarse con otra novia que tenia en Francfort. Desde aquel día, cada 14 de febrero viene a la inexístete estación de RENFE a esperar a su novio, hasta que los empleados de la Terminal nos llaman y la devolvemos a su casa. Lo que ocurre es que tú eres nuevo y no conoce la historia...

El joven, con tono compasivo se acercó a la anciana y le dijo, acariciándole las despintadas mejillas de coloretes y rimel: -Señora, su novio no va a venir jamás. Ud. sabe que está casado con otra mujer. ¿Por qué viene a esperarlo, si sabe que nunca aparecerá?

-Sí, lo sé, pero yo tengo mucha fe en San Valentín, y estoy segura que un año de estos me va a conceder el milagro de convertir esta triste realidad en un sueño, y el sueño en una feliz realidad...

Al año siguiente, Pepita no apareció a la cita –había fallecido- pero cuando el joven empleado de la Terminal, por pura inercia y curiosidad, se acercó a la mesa en donde Pepita esperaba infructuosamente a su novio cada 14 de febrero, encontró una rosa roja y un papelucho de color azul descolorido, en el que en uno de sus dobleces, se podía leer: “ ...te espero en el Cielo. STOP, Te quiero, STOP, “Pepita”.

Prudente Arjona Lobato,
Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.